Calaverita de México

México, tierra de sol y canto, donde la vida y la muerte van de la mano. La Catrina llegó con su traje bordado, a bailar jarabe en el zócalo iluminado.

En cada esquina se escuchaba el mariachi, y en las ofrendas, el cempasúchil brillaba con su anaranjado contraste. Con tequila en mano, la Muerte brindó, por aquellos que se fueron, pero su espíritu no.

Desde Oaxaca hasta Monterrey, la calaca bailó con alegría y ley. En los mercados, probó mole y tamal, y en cada rincón, el festejo era colosal.

Prometió volver cada primero de noviembre, a esta tierra que no olvida y siempre se acuerda. Porque en México, la vida es una fiesta, donde la muerte se goza como la más bella siesta.